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lunes, 19 de abril de 2010

Los Titulares del Gran Juego


Al igual que un jugador de fútbol, hay pequeños momentos antes de los grandes juegos, en donde uno debe dejar todo en la cancha para mostrar que puede ser titular de la selección. Así también muchas veces vi mi vida, como los partidos previos a ese "Gran Juego" aquel que está lleno de gloria y mi victoria en él es más trascendental que cualquier otra cosa.
Como cristiana sé que el pase para participar de ese Gran Juego en los cielos, depende de la gracia de Dios, más allá de todo aquello por lo que me pueda esforzar. Nada habrá que se compare a todo lo que Él me entrega. No obstante, la idea de un partido de fútbol me recuerda que todos somos importantes en ese Gran Juego. Desde el goleador, al arquero, desde aquel que lleva el agua, hasta el que cuida el césped, Dios quiere que nos desempeñemos bien en cualquier área en la que trabajemos, que seamos activos que brillemos, para que a través de nuestra luz, otros puedan alabarlo (Mt 5:16). Nos ha dado dones, para que los pongamos al servicio del cuerpo de Cristo, que somos nosotros.
¿Cuántas veces no hemos visto algo que nos incomoda y oramos para que esa situación cambie lo más pronto posible? Si bien la oración ya es una intervención notable y poderosa ¿Cuántos son los que realmente dicen, yo puedo cambiar esta situación? Muchas veces nos limitamos a ser sólo espectadores, queremos que nuestro equipo gane, pero mirando desde las tribunas. ¿Quiere Dios que yo esté en las tribunas, o bien desea que utilice mis talentos para ayudar al equipo?
En Isaías 6:8 Dios pregunta “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?” e Isaías responde “Aquí estoy. ¡Envíame a mi!”. ¡Es tiempo de ser protagonistas! Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, amor y de dominio propio. (2 Ti 1:7)