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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Amigos de JPC Bolivia

Desde hace algún tiempo había querido escribirles. Sé de las cosas que están haciendo en Bolivia y la verdad es que escuchar noticias con respecto a las acciones que se llevan a cabo en distintas partes del mundo para proclamar el evangelio, es algo que me anima mucho y me llena de gozo.

Sé que algunos de ustedes están recién comenzando su camino en la fe. Yo les aseguro que no hay mejor camino que este y quiero incentivarlos a seguir en el con perseverancia, con alegría y amor.

Una de las mejores cosas que tienen es que precisamente, ¡son jóvenes! están llenos de energía, de vitalidad, muchos están descubriendo sus talentos, sus dones. Tienen la capacidad de hacer grandes cosas, de cambiar cosas. ¡Tienen fuerza para luchar! Todos ustedes son capaces de protagonizar una obra de servicio increíble. Y podrán decir bueno, si tengo la capacidad de servir, de actuar, de cambiar cosas, ¿qué me falta?… ¡creer!

Amigos sólo les hace falta creer que ustedes están hechos para buenas obras. Somos hijos de Dios, somos luz en medio de un mundo oscuro, en tinieblas. Miren un segundo a su alrededor buscando las necesidades… ¿Puedes verlas o te parece que todo está bien así como está? Si puedes verlas dime ahora, ¿qué puedes hacer tú? ¿Cómo podrías ayudar? No pienses que servir es algo muy complejo, que necesitas de un gran plan para cambiar el mundo, de una mente brillante o algo parecido. Si estamos con Dios es él quien nos prepara el camino y es él quien nos da la victoria ante todo.

¡No temas! Dice Dios, deja todo en mis manos, yo estoy contigo, no te dejaré ni te abandonaré, yo iré contigo donde quiera que vayas. Jesús, que tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra, ha prometido estar con cada uno de ustedes siempre, hasta el fin del mundo ¿alguien alcanza a dimensionar lo que eso significa?

Ahora bien, Dios no sólo está con nosotros, sino también en nosotros. Y pongo énfasis en esto, porque muchas veces queremos hablarle de Dios a alguien y parece que hablamos y hablamos y no tenemos éxito. Tanta gente que habla de Dios en el mundo y sin embargo parece que en forma cada vez más acelerada vamos camino a la perdición. Crece la delincuencia, crecen las desigualdades económicas, sociales, crece la drogadicción, el alcoholismo, la prostitución, el tráfico. Crece la mentira, la envidia, el odio, la lujuria, la discriminación, el engaño, el daño entre personas y de la gente hacia el planeta. Crece el egoísmo. Y así, podría continuar con innumerables cosas.

Esta aparente falta de éxito podría venir, porque quizás nos falta eso, mostrar que hay un Dios en nosotros ¿qué tanto vivimos de acuerdo a su voluntad?… Dice la Biblia, que si entre nosotros que nos vemos, no nos amamos, ¿cómo vamos a amar a un Dios que no vemos?

Si aman a Dios y a la gente, que su amor sea como el de Cristo, que vino a este mundo no para ser servido, sino para servir. Que brille en sus corazones la luz de Dios de tal modo que no deban ir ustedes y decir ¡tengo luz!, sino más bien que aquellos en oscuridad se acerquen y vean que tú tienes algo especial y quieran eso que tú tienes, que es Cristo en nosotros.

Recuerden que nuestra promesa está en la vida eterna y por lo tanto, sólo estamos de paso en esta tierra. ¡No se afanen! Aprovechen esta oportunidad para obrar en pos de la misión de Dios, quien los recompensará en el momento oportuno.

Como dije antes, ustedes son jóvenes. Anímense unos a otros y edifíquense. Nútranse para que hagan del cuerpo de nuestro Señor Jesús un cuerpo vigoroso, activo y para que sus vidas sean un ejemplo a seguir en todas partes.

Los saludo con un abrazo fraterno, en Cristo…

Tahía

“¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas. Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.” Juan 14:10-12